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martes, 29 de noviembre de 2011

LA HISTORIA DE UN MATRIMONIO

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LA HISTORIA DE UN MATRIMONIO
Cuando llegue a casa esa noche mientras mi esposa servía la cena, la tome
de la mano y le dije: tengo algo que decirte. Solo se sentó a comer en
silencio. Yo podía observar el dolor en sus ojos.
De pronto  ya no sabía como abrir mi boca. Pero tenía que decirle lo que
pensaba. Quiero el divorcio......le dije lo más suave que pude.

Mis palabras parecieron no molestarle. Al contrario, muy tranquilamente me
pregunto, ¿por qué?

Evite su pregunta con mi silencio, esto le hizo enfurecer. Tiro los
utensilios y me grito, ¡ no pareces hombre ! Esa noche, ya no hablamos más.
Ella lloraba en silencio. Yo sabía que quería saber que le había pasado a
nuestro matrimonio. Pero yo no hubiera podido darle una respuesta
satisfactoria. Mi corazón ahora le pertenecía a Eloísa. Ya no la amaba,
solo me daba lástima.

Con un gran sentido de culpa, redacte un acuerdo de divorcio en el que le
daba nuestra casa, nuestro auto y un 30% de las acciones de mi empresa

Después de leerlo ella lo rompió en pedazos. La mujer que había estado diez
años de su vida conmigo ahora era una extraña. Me sentí mal por todo ese
tiempo y energía que desperdicio conmigo. Todo eso que yo nunca le podría
reponer. Pero ahora ya no había marcha atrás, yo amaba a Eloísa.

Por fin mi esposa soltó el llanto frente a mí, eso era lo que yo esperaba
desde el principio. Verla llorar me tranquilizaba un poco, ya que la idea
del divorcio que me preocupaba tanto ahora era más clara que nunca.

El siguiente día, llegue a casa muy tarde y ella estaba en la mesa
escribiendo algo. Yo no había cenado, había pasado un día muy intenso con
Eloísa y tenía más sueño que hambre y mejor me retire a dormir.

Desperté en la madrugada, ella todavía estaba escribiendo. La verdad no me
importo y solo me acomode de nuevo en cama y seguí durmiendo.

En la mañana me presento sus condiciones para aceptar divorciarse: No
quería nada de mí, pero necesitaba un mes antes de firmar el divorcio, me
pidió que en ese mes tratáramos de vivir una vida lo más normal posible.

Sus razones eran simples: nuestro hijo tenía unos exámenes muy importantes
en este mes y no lo quería mortificar con la noticia del matrimonio
frustrado de sus padres.

Esto era algo en lo que yo también estaba de acuerdo. Pero había más, me
pidió que me acordara como la cargue el día de nuestra boda.

Quería que cada día de este mes, la cargara de nuestro cuarto hasta la
puerta de la casa....... pensé que se estaba volviendo loca. Pero decidí
aceptar este raro requisito con tal de que este mes pasara sin más peleas o
malos momentos.

Le platique a Eloísa de las condiciones que puso mi esposa......se rio
bastante y pensó que era muy absurdo. Dijo en tono burlón: no importa los
trucos que se invente, tiene que aceptar la realidad que se van a
divorciar.

Desde que le exprese mis intenciones de divorcio mi esposa y yo no teníamos
ningún contacto íntimo. El primer día que la cargue se me hizo un poco
difícil. Nuestro hijo nos vio y aplaudió de felicidad al vernos y dijo,
papa me da gusto que quieras mucho a mi mama. Sus palabras me causaron un
poco de dolor. Desde nuestra habitación hasta la puerta de enfrente camine
como diez metros con ella en mis brazos. Ella cerró sus ojos y me dijo al
oído que no le dijera al niño del divorcio. Me sentí muy incomodo, la baje
y ella camino a tomar el autobús para ir a trabajar. Yo maneje solo a mi
trabajo.

El segundo día fue un poco más fácil. Ella se recargo ligeramente en mi
pecho. Podía oler la fragancia de su blusa. Me di cuenta que desde hace
tiempo no le había puesto mucha atención a esta mujer. Me di cuenta que ya
no era tan joven, había un poco de arrugas en su cara, su pelo ya mostraba
canas. Ese era el precio de nuestro matrimonio. Por un minuto me pregunte
que si yo era el responsable de esto.

A el cuarto día, cuando la cargue. Sentí que regresaba un poco de
intimidad. Esta era la mujer que me había dado diez años de su vida.

El quinto y sexto día, me di cuenta que el sentimiento crecía otra vez. No
le platique nada de esto a Eloísa. Conforme los días pasaban se me hacia
mas fácil cargarla. Quizás el ejercicio de hacerlo me estaba haciendo más
fuerte.

Una mañana la vi que estaba buscando un vestido para ponerse, pero no
encontraba nada que le quedaba. Solo suspiro y dijo, todos mis vestidos me
quedan grandes. Es ahí donde me di cuenta que por eso se me hacía muy fácil
cargarla. Estaba perdiendo mucho peso, estaba muy pero muy delgada.

De repente entendí la razón......estaba sumergida en tanto dolor y amargura
en su corazón. Inconscientemente le toque la frente.

Nuestro hijo entro en ese momento y dijo, Papá es tiempo que cargues a
mamá. El ver a su papá cargar a su mamá todos los días se le había hecho
costumbre. Mi esposa le dio un fuerte abrazo. Yo mejor mire hacia otro lado
por temor a que esta conmovedora imagen me hiciera cambiar de planes.
Entonces la cargue, y empecé a caminar hacia la puerta, su mano acaricio mi
cuello, y yo la apreté fuerte con mis brazos, justo como el día que nos
casamos.
Pero su estado físico me causo tristeza. Ese día, cuando la cargue sentí
que no me podía ni mover. Nuestro hijo ya se había ido a la escuela. La
abrasé fuerte y le dije, nunca me di cuenta que a nuestra vida le hacía
falta algo así.

Me fui a trabajar.....salte fuera de mi auto sin poner llave a la puerta.
Temía que cualquier momento podría cambiar de opinión.....subí las
escaleras, Eloísa abrió la puerta y le dije, Lo siento mucho pero ya no me
voy a divorciar.

No podía creer lo que le estaba diciendo, hasta me toco la frente y me
pregunto si tenía fiebre. Quite su mano de mi frente y le dije de nuevo. Lo
siento Eloísa, ya no me voy a divorciar.pense que te amaba,y no es asi.

Mi matrimonio se habia  vuelto muy aburrido porque ni ella ni yo supimos
apreciar los pequeños detalles de nuestras vidas. No porque ya no nos amaramos. 
Ahora me doy cuenta que cuando nos
casamos y la cargue por primera vez esa responsabilidad es mía hasta que la
muerte nos separe.

Eloísa en este momento salió del shock y me dio una fuerte bofetada, y
llorando cerro su puerta. Corriendo baje las escaleras y me fui de ahí aliviado.



Pare en una florería, ordene un bonito ramo para mi esposa. La chica me
pregunto que le ponía a la tarjeta. Sonreí y escribí, " siempre te llevare
en mis brazos hasta que la muerte nos separe"

Esa noche cuando llegue a casa, con las flores en mis manos y una sonrisa
en mi cara, y la vi delgada con sus arrugas y las canas que asomaban, seguro que no queria perderla,que el amor no habia muerto, la rutina lo habia dormido.le di gracias a mi Dios

por la oportunidad de recobrar nuestro matrimonio.
 
Han pasado muchos años nuestro hijo se va a casar y escribo esto para el, para que
no vaya a cometer el error que su padre estuvo por hacer.


Los pequeños detalles es lo que de verdad importa en una relación . No las
parrandas con los amigos, no la mansión, el carro, propiedades o dinero en
el banco. Estos crean un falso sentido de felicidad que no lo es todo .

Mejor encuentra tiempo para ser el amigo de tu esposo o esposa, y tómense
todo el tiempo necesario con esos pequeños detalles que hacen la diferencia. Que tengan un feliz matrimonio.


Si no compartes este mensaje nada te pasara
Pero si decides compartirlo, quizás salves un matrimonio

Muchos de los fracasos en la vida le sucede a gente que no se da cuenta lo cerca que estaban del éxito cuando se dieron por vencidos .

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viernes, 28 de octubre de 2011

Para meditar las palabras del Ave María

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
Para meditar las palabras del Ave María
Dios te salve, Bendita. Y bendícenos a nosotros. Dios te salve, María, llena eres de gracia.

Vamos a meditar las palabras del Ave María, para que al repetirlas disfrutemos mas el Rosario


Dios te salve

Te saludo con todo mi amor
y con toda la alegría de mi corazón.´
Dios te salve, Bendita.
Y bendícenos a nosotros,
los hijos de la Bendita entre todas las mujeres.
Todos tus hijos del mundo,
en las ciudades populosas, en los valles y montañas de los cinco continentes
te saludan a diario cuando rezan el avemaría.
Yo me uno a ese coro de hijos amantes y felices,
Oh Madre bendita.
Sí, bendita mil veces, bendita para siempre.
Dios te salve…


María

Me encanta pronunciar tu nombre porque es el tuyo: María, Virgen María, Santa María de Guadalupe.
Tu nombre ha poblado de bellas iglesias
las ciudades y las montañas.
Lo pronuncian con grandísimo amor y ternura
los jóvenes, los adultos y los niños,
Tu nombre lo llevan con orgullo santo
millones de mujeres del mundo cristiano.
Porque te aman y porque quieren parecerse a Ti.
Necesitamos de verdad en nuestro mundo
muchas Marías que tengan un corazón
parecido al tuyo.
María bendita, míranos con tus ojos de cristal,
con tus ojos purísimos de paloma,
y llénanos de tu perfumada presencia,
de tu ternura inmensa, de tu fe y de tu amor.
Dios te salve, María…


Llena eres de gracia

Cántaro que rebosa de la gracia, de la vida de Dios,
de su amor inefable, de su santidad.
Más santa y pura que todos los santos,
más que los querubines y serafines.
Por eso la belleza de tu alma y de tu rostro
son el encanto de tu Dios.
Y el encanto de nosotros también.
Nos colma de tanta alegría
saber que nuestra madre es tan santa,
tan bella, tan pura y tan sencilla.
Así te saludó el ángel: Llena de gracia,
impresionado de tu alma.
Dios te salve, María, llena eres de gracia…


El Señor es contigo

Esta frase de la Biblia
siempre va después del “No tengas miedo”.
Desde que naciste Dios ha estado contigo,
porque te cuidó como a su perla preciosa,
a su rosa exquisita.
Él te preparó desde muy niña con sus manos santas
para que fueras después su Madre santa.
Todo el amor infinito de Dios
cuidando una flor llamada María.
Estuvo contigo en tus años de infancia
cuidando a la niña más bella,
más santa, más querida.
Te cuidó en la adolescencia preparando tu alma
y tu cuerpo bendito y santísimo para la maternidad.
El Señor está contigo: Te lo dijo un arcángel
y él sabía lo que decía.
Contigo estuvo en los años de tu embarazo,
dentro de tu seno, haciéndose un niño
por amor a nosotros.
Toda tu vida terrena estuvo contigo.
Y Tú estuviste con Él.
Fuiste madre, nueva Eva, corredentora.
Estuvo contigo en la cruz, muriendo junto a Ti.
También estuviste Tú con Él,
hasta que murió en el patíbulo
y pasó de los brazos muertos de la cruz
a los brazos vivos y amorosos de su madre.
Estuvo contigo en los años de tu soledad,
santificando a su madre amadísima,
para que llegara al cielo resplandeciente como el sol y blanca como la luna.
Contigo está y estará por toda la eternidad en el cielo.
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
El Señor es contigo….


Bendita Tú eres entre todas las mujeres

¿Qué es Eva comparada contigo?
¿Qué son las mujeres de la tierra junto a Ti?
Tú eres la imagen perfecta, única
de la mujer que quiso crear.
Por eso, las mujeres, si no se llaman Marías,
al menos deben serlo, parecerse a Ti
que eres el modelo preciosísimo
de la mujer cristiana.
Querer llamarse como Tú es una buena elección.
Pero parecerse a Ti debe ser su ideal.
Modelo de niña y mujer,
adorable modelo de madre y esposa.
Porque Tú pasaste por todas las etapas
del crecimiento de la mujer,
enseñando cómo se puede ser una gran mujer,
una mujer santa, un apóstol de Jesús,
y, además, una mujer feliz...
Con muy poco presupuesto, en una casita humilde,
pero donde estaba Dios,
y donde Dios está nada hace falta.
La pobre casita de María rebosaba de amor,
de santidad y de felicidad.
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
El Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres…


Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús

Bendita la flor, bendito también el fruto.
Jesús, el amado del Padre
ha nacido de Ti como la rosa del rosal.
La rosa pertenece al rosal.
Jesús te pertenece, es tuyo, hijo tuyo,
fruto de tus purísimas entrañas.
Y Tú eres de Jesús, toda de Jesús,
pues Él, además de ser hijo tuyo,
es tu Dios omnipotente,
del que te consideras su esclava.
Jesús y Tú sois, además, de nosotros.
Jesús, porque Tú nos lo diste,
en un gesto de amor único y lleno de misericordia…
Y Tú nos perteneces porque Él te convirtió en Madre,
en Madre nuestra.
Entre las palabras que siempre meditas
en tu corazón, están éstas:
“Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu madre”.
Para nosotros esta sola frase constituye
todo un evangelio, una buena nueva.
Si Jesús es nuestro, si María es nuestra,
¿qué dificultad nos podrá derrotar?
¡Qué poco felices nos atrevemos a ser
cuando nos han dado la llave de la felicidad,
de la felicidad completa y eterna!
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
El Señor es contigo,
Bendita Tú eres entre todas las mujeres
Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.


Santa María

Si María es tu nombre,
santa, santísima es tu sobrenombre,
La cualidad que siempre va con tu nombre.
Por eso tu nombre nos produce inmensa alegría
y al mismo tiempo gran respeto.
Santa María, dulce María, eres bellísimo jardín
donde crecen las flores más bellas.
Espiga dorada pletórica de fruto,
mística rosa, perfumada y más pura
que todas las rosas del mundo.
Santa María, dulce Madre, Virgen pura,
Reina bellísima y sencilla campesina
de la entrañable campiña de Nazaret.


Madre de Dios

Te amamos como Madre nuestra
y te veneramos como madre de Dios,
grandeza incomparable que te ennoblece
y nos llena de orgullo santo,
porque nuestra madre es también madre de Dios.
Para tan alto privilegio se requería
una Madre virgen
una virgen santa
una mártir del alma
una criatura llena de gracia
y una humildísima esclava del Señor,
que supiera decir: Hágase en Mí según tu palabra.
¿Cómo pudiste poseer al mismo tiempo
la máxima grandeza
y la más fina y profunda humildad?
Dios te consideró digna madre suya.
Aceptó ser Hijo de tus entrañas.
Te hizo grande el que todo lo puede
y tú te hiciste pequeña como una esclava
al completo servicio de tu Señor.
Madre y esclava del Señor.
Como Madre de Dios
me infundes un respeto inmenso.
Como esclava del Señor una ternura infinita.


Ruega por nosotros, pecadores

Somos tus hijos pecadores
Somos hijos pródigos que hemos recorrido
los senderos del pecado y del hastío.
Fuimos hijos de una madre pecadora,
antes de ser aceptados por una Madre Inmaculada.
Ruega a tu Hijo omnipotente,
Tú que eres la omnipotencia suplicante.
Ruega siempre para que no nos engañe más
el padre de la mentira.
Dile a Jesús que no tenemos vino,
que se nos ha terminado la alegría y el amor.
Pide para nosotros el milagro de la resurrección
cuando caemos muertos de cansancio y de dolor.
El que dijo ser la resurrección y la vida es hijo tuyo.
El que dijo ser la Verdad y la Vida, te llama Madre.
Entonces, suplícale que nos otorgue
la resurrección y la vida.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores…


Ahora…

El día de hoy,
El día de las oportunidades de santificarnos
o de pecar.
Hoy, el día al que le basta su afán.
El único día que tenemos en las manos.
Que lo llenemos de amor y de bondad.
Ahora líbranos de caer en la tentación.
Hoy que sepamos amar a nuestros prójimos,
Hoy que no endurezcamos el corazón,
Hoy que oigamos la voz del Espíritu Santo.
Ahora, en este presente que se transforma
constantemente en futuro.
Hoy, que el día de hoy amemos, nos santifiquemos,
Seamos instrumentos de la paz de Jesús.
Hoy, en esta pequeña vida que es el día presente.


Y en la hora de nuestra muerte. Amén.

En ese momento en el que se juega
nuestra salvación eterna.
Ese último día que sepamos decir
un último “Te amo en este mundo”
para repetirlo en la otra vida por siempre.
Ruega por los que en ese momento
no están preparados,
para que si no vivieron en gracia,
mueran en gracia de Dios
y no vayan al eterno dolor.
Ruega por los niños cuyo primer día de vida
coincide con el de su terrible muerte.
Así como lograste que el buen ladrón
se arrepintiera el día de su muerte,
consigue esa misma gracia a los pecadores
más rudos, a los que no aceptan a tu Hijo.
Une a la misericordia de Dios, tu bondad maternal
para salvarles de las garras de Satanás,
de la eterna condenación.
Ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.

Las letanías ...

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net 
Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura

Las Letanías del Rosario. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. Sólo quien ama a María las entiende.
Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura

Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. ¿Te gustan? Sí amas, sí comprendes.

El que las inventó sí amaba, sí comprendía. Son, en definitiva, un poema de amor; sólo quien ama a María lo entiende. Dile a los enamorados que son aburridos porque repiten con frecuencia frases de amor.

Santa María
Es el nombre de la mujer más maravillosa... ¡Cuantas iglesias dedicadas a su nombre!¡Cuantas mujeres llevan este nombre de María! Por algo será. Yo me llamo Mariano y me alegro de llevar ese nombre. Cuanta gente canta, reza, dice ese nombre que a los mismos ángeles impresiona y enternece el corazón de Dios. Los ángeles obedecen a Dios y luego a su Reina, a una mujer, una criatura humana, a María.

Nosotros le hemos puesto un sobrenombre llamándola Santa María de Guadalupe. Cuanto significa este nombre para los mexicanos.

María es amor, toda amor; es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios para nosotros.

Santa Madre de Dios
Esta es su grandeza incomparable, Nos merece un respeto tremendo. Pero su amor y humildad la convierten en una Madre incomparable, única. Podía el Hijo de Dios habérsela quedado. Era suya, solo suya y toda suya. Pero el amor es donación y entrega. Y por amor -¡qué grande amor!- nos la regaló. Cristo nos dio el derecho de ser sus hijos.
La sangre que Cristo derramó en el Calvario esa la sangre de una mártir,, era su propia sangre. Dios lleva en sus venas la sangre de María.

Santa Virgen de las vírgenes
Es la inmaculada, la llena de gracia, La hicieron las manos del tres veces santo para ser digna morada del Hijo de Dios.
Está a la cabeza de todas las vírgenes, es reina de todas ejemplo para cada una de ellas.

Madre de Cristo
La sangre que derramó en el Calvario era la sangre de una mártir, María, la Corredentora. Madre del Niño Jesús que nació de Ella en Belén. Madre del Cristo que predicó en Palestina. Madre del Cristo del Calvario: Madre mártir.

Madre de la Iglesia
Pablo VI le otorgó ese título durante el Concilio Vaticano II. Madre de Cristo Cabeza, Madre de su cuerpo, la Iglesia. Madre de todos nosotros: madre tuya, madre mía. Una prueba de que Jesús nos ha tomado en serio como hermanos es que nos ha dado a su Madre, y para siempre.
Te cuida y te ama como si fueras el único. Pero María no puede besar al hijo que la rechaza, no puede curar al hijo que no la quiere, no puede ayudar al hijo que la rehuye. No puede ser Madre de quien no quiere ser su hijo. Y es más madre de quien desea con toda su alma ser hijo suyo.
Madre que cuida de una manera especial a sus hijos enfermos, pecadores, tristes... Madre de las almas consagradas. Para Jesús son sagrados, para María también.
Mexicano, si alguna vez has sentido en tu corazón un algo de ternura por la Morenita del Tepeyac, ten cuidado, te la quieren arrebatar. Te habrán quitado mucho. Ya solo nos falta que nos quiten la fe en Dios y en la Virgen de Guadalupe. Y a ver qué nos queda de mexicanos.

Madre de la divina gracia
No en el sentido de productora de la gracia, sino distribuidora, medianera de la misma. Todas las gracias que recibes pasan por las manos de una Madre, por voluntad de Dios. Al ser la Madre de Cristo m de alguna manera es la madre de esa gracia que Cristo nos dio. Porque el sí de María pondría en marcha la Redención de los hombres, la redención que nos otorgaría la gracia.

Madre purísima. Castísima, virginal, inmaculada
Un abismo de pureza. La Mujer con mayúscula fue una mujer purísima. Cualquier mujer que quiera conservar su grandeza, no puede menospreciar esta virtud. La impureza te hace menos mujer y te acerca al reino inferior de la naturaleza. Las mujeres, las muchachas que hoy aman la pureza y la tratan de vivir tienen el beneplácito de Dios y la sonrisa de la Mujer ideal.
Con ello no quiero decir que las caídas en este campo no se puedan reparar. Como nadie dice que un vestido manchado no se puede lavar.
Los gustos del cielo tan distintos a los del mundo. ¿Qué han hecho de la mujer? Hoy la mujer ideal es totalmente distinta. Si eres mujer, escoge el perfil del cielo o el de la tierra.
La pureza no roba belleza a una persona, al contrario, la realza. El rostro más bellos y los ojos más hermosos son aquellos en los que se refleja Dios. La mujer pura tiene un encanto adicional, un toque de cielo azul, aunque hoy no se le quiera tener en cuanta. Si se quiere rescatar al mundo debe ser desde la mujer, Y gran parte del recate de la mujer se llama castidad.

Madre amable
Digna de todo nuestro amor.
Por lo buena que es
Por lo santa
Por ser mi Madre
Por todo lo que le debo
Porque, después de Dios, nadie me quiere tanto
Por su encantadora sencillez.
María es digna de todo nuestro amor. Totus tuus. Todo tuyo y para siempre.
Te quiero, madre dela cielo, como quiero al mismo cielo, como quiero los bellos paisajes, los mares, los ríos, las montañas... Te quiero en los amaneceres y puestas de sol, en las flores de la pradera. Lo mismo que siento a Dios, te siento a Ti en cada rosa, en el canto del jilguero, en las estrellas de la noche. Algo de tu hermosura ha quedado en la naturaleza. Y por eso te veo en todas partes.



miércoles, 12 de octubre de 2011

SÓLO POR HOY...

SAN JUAN XXIII



SÓLO POR HOY...
"Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
"Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras; no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar a nadie, sino a mí mismo.
"Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
"Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
 
"Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, igual que el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
"Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
"Sólo por hoy haré por lo menos una obra que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
"Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
"Sólo por hoy creeré firmemente —aunque las circunstancias demuestren lo contrario— que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.
"Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad".


 

martes, 11 de octubre de 2011

NADIE TE AMA COMO YO

NADIE TE AMA COMO YO
(Martín Valderde)

Cuánto he esperado este momento,
cuánto he esperado que estuvieras así.
Cuánto he esperado que me hablaras,
cuánto he esperado que vinieras a mi.

Yo sé bien lo que has vivido,
sé también porqué has llorado;
yo sé bien lo que has sufrido
pues de tu lado no me he ido.

Pues nadie te ama como yo,
pues nadie te ama como yo;
mira la cruz, esa es mi más grande prueba.
Nadie te ama como yo.
Pues nadie te ama como yo,
pues nadie te ama como yo;
mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo.
Nadie te ama como yo.

Yo se bien lo que me dices
aunque a veces no me hables;
yo se bien lo que en ti sientes
aunque nunca lo compartes.

A tu lado he caminado,
junto a ti yo siempre he ido;
aún a veces te he cargado.
Yo he sido tu mejor amigo.

Pues nadie te ama como yo,
pues nadie te ama como yo;
mira la cruz, esa es mi más grande prueba.
Nadie te ama como yo.
Pues nadie te ama como yo,
pues nadie te ama como yo;
mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo.
Nadie te ama como yo.

http://www.youtube.com/watch?v=Yh70VApeo0g&feature=related

Vieron el cielo por un rato y querían quedarse

Vieron el cielo por un rato y querían quedarse
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
Meditaciones del Rosario. Cuarto Misterio de la Luz. La Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor
Vieron el cielo por un rato y querían quedarse
Les hizo ver el cielo por un rato. Querían quedarse allí para siempre, pero no era aún el momento. En el cielo querremos quedarnos para siempre, y será verdad, y será posible.

Los condenados querrán ir al cielo por un rato al menos, y no irán ni siquiera por un rato. ¡Qué mal se está aquí! Pero allí se quedarán eternamente, en el lugar donde no se ama y donde la infelicidad ha puesto su morada eterna. ¡Qué bien se está aquí! Cuando uno dice eso es porque lo siente.

Aquellos tres apóstoles se decían a sí mismos y nos decían a nosotros: ¡Qué bien se está en el cielo! Todos los santos han tenido una experiencia semejante a la del Tabor, es decir, han gustado anticipadamente el cielo. Y todos han dicho lo mismo: ¡Qué bien se está aquí...!San Pablo: “Tengo por seguro que...” Santa Teresa; “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero”. San Ignacio de Loyola: “¡Qué miserable me parece la tierra cuando contemplo el cielo!” La aparición sirvió para fortalecerles en el momento de la prueba. En los momentos de dificultad y de dolor conviene recordar los momentos de luz. Las dificultades y problemas duran sólo esta vida, la felicidad del cielo nunca termina. Todos necesitamos esta motivación, este ángel de luz que nos sostenga en medio del dolor. Jesús quiso necesitarlo o simplemente lo necesitó en el supremo dolor, cuando sudaba sangre en Getsemaní. Quiso tener en la hora de su muerte a María como un nuevo ángel que le ofrecía su amor y su presencia para resistir hasta el final. Con cuanto mayor razón necesitamos nosotros la presencia de ese ángel.

Dios se ha adelantado a dárnoslo en María Santísima, el mismo ángel que a Él le consoló como nadie en este mundo. Cuando uno experimenta a Dios tan intensamente, lo demás desaparece. Se quiere únicamente ser de Dios. Ser de Dios felizmente y para siempre. ¡Quién pudiera decirlo, sentirlo y que fuera verdad!: Soy de Dios, pertenencia suya, nada mío, todo de Él, esclavo, siervo, hijo, consagrado.

Los santos lo saben, lo empezaron a saber desde este mundo, desde que se despojaron de sus ricas ropas y se vistieron el sayal del siervo. “Mi Dios y mi todo”, es una frase que decían en un suspiro de amor. Todos los santos han subido al Tabor desde este mundo, y antes de subir al Calvario. “Este es mi Hijo amado; escuchadle”. ¡Con qué amor diría el Padre estas palabras! Con parecido amor dice de los buenos hijos: “Éstos son mis hijos predilectos”: Los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Sed santos.

Todos los caminos se han recorrido en busca de lo mismo: la felicidad; y de todos han vuelto sin respuesta muchos, muchísimos hombres; sólo los santos nos han dicho algo diferente: “no me arrepiento”. Luego, ¿han hallado lo que otros no? Tal parece. Son felices. Y, ¿por qué?. Porque han servido al mejor Señor que los ha convertido en reyes; porque han salido de su cueva a mejorar el mundo; han amado a su prójimo, han dejado atrás su sucio egoísmo, han vivido de fe y amor; han luchado duramente por mejorar su mundo, la han hecho más pura, más fuerte, más generosa; éstos son los felices. Quién lo creyera, porque han quebrado y hecho pedazos todas las reglas de la lógica humana: Han matado su vida para vivir. “El mundo espera el paso de los santos” –dijo un sabio, Pablo VI-, porque los demás arreglan, si es que arreglan, los problemas materiales: pan y circo; pero el hombre requiere de curación para su alma, doctores del alma que sepan manejar la medicina celestial: Los santos la tienen y la dan; dan y, con Dios, la paz íntima, el por qué de la vida y de todo el peregrinar humano; ofrecen fortaleza y amor. Ellos mismos, con su ejemplo, ofrecen un estímulo a superarse, a elevarse del barro para volar a las alturas.

"Escuchadle". No escuchéis a los falsos profetas, no sigáis la voz del tentador que os presenta la felicidad en forma de drogas, sexo desenfrenado, borracheras, dinero, poder...

"Escuchadle". En las bienaventuranzas, en la invitación a la conversión, en el amor a Dios y a los hombres, en la invitación a la santidad. “Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis el corazón”. Hoy no queremos escuchar, no queremos obedecer a nadie: ni a Dios, ni a la Iglesia, ni al Papa; ni a los padres, ni aún a la autoridad civil. Se requiere cierta humildad para orar y obedecer. El hombre de hoy, tal vez, se está volviendo progresivamente más soberbio, más seguro de sí y, por eso, no quiere escuchar, Pero el Padre le sigue pidiendo que escuche a quien es el Camino, la Verdad y la Vida. Porque el mismo hombre que no escucha a Dios, si escucha al Padre de la mentira, ese desobediente obedece a sus pasiones, a sus caprichos, hasta el punto de decir: “He aquí el esclavo del pecado, de los vicios. Hágase en mí según vuestros mandatos” Dios dice a los tres apóstoles:

"Escuchadle". Se lo dice en buena forma. Tiempo habrá en que la dura claridad de sus palabras se convierta en encrucijada de salvación o condenación. “Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará; pero el que no crea se condenará”. Mc.16,15-16

domingo, 25 de septiembre de 2011

MENSAJE DE JESÚS:

¿POR QUÉ TE CONFUNDES Y TE AGITAS ANTE LOS PROBLEMAS DE LA VIDA?


Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios. No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos del alma y dime con calma: JESÚS, YO CONFÍO EN TÍ.

Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes, queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: JESÚS, YO CONFÍO EN TI.

Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas y querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: JESÚS, YO CONFÍO EN TI, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo: YO TE AMO.

Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tus oraciones sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía.

Continua diciéndome a toda hora: JESÚS, YO CONFÍO EN TI. Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles; EL ENEMIGO quiere eso: agitarte, angustiarte, quitarte la paz. Confía solo en mí, abandonándote en mí. Así que no te preocupes, hecha en mí todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: JESÚS, YO CONFÍO EN TI y veras grandes milagros. Te lo prometo por mi amor.



sábado, 24 de septiembre de 2011

Conocer y amar a Cristo...

Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net

Conocer y amar a Cristo
Nosotros quisiéramos recorrer el camino opuesto, si fuera necesario: desde el olvido hacia el conocimiento, para culminar en el amor.
Conocer y amar a Cristo
Conocer y amar a Cristo


Cristo es, para muchos, un ser extraño, un recuerdo, un nombre, un dato cultural.

Entre los mismos bautizados, algunos viven con ideas confusas sobre la Persona de Cristo, sobre su vida, sobre su misión. Otros simplemente lo han dejado de lado, en el baúl de los recuerdos, entre aquellas cosas que llegaron a “estudiar” en su niñez o adolescencia.

La pregunta por Cristo involucra a toda la persona. ¿Quién es Jesús? ¿Qué hizo? ¿Por qué vino al mundo? ¿Cuál es la verdadera causa de su Muerte? ¿Resucitó de verdad? ¿Tiene valor su vida para mí?

La respuesta que formulemos nos afecta íntimamente. Giovanni Battista Montini, en un texto que escribió cuando era un sacerdote de 37 años, explicaba que conocer a Cristo implica “vivirlo”, es decir, comprometer toda la vida.

Existe, sin embargo, el gran peligro de dejarlo de lado. El mismo Montini (que después de muchos años llegaría a convertirse en el Papa Pablo VI) recogía un texto de otro autor en el que se presentaban las diferentes situaciones de alejamiento respecto de Cristo: conocerlo sin amarlo, suponerlo sin conocerlo, dejarlo de lado, y olvidarlo.

Nosotros quisiéramos recorrer el camino opuesto, si fuera necesario: desde el olvido hacia el conocimiento, para culminar en el amor. Porque conocer a Cristo es posible desde un movimiento de amor y para el amor. No logramos un pleno conocimiento de Él si seguimos indiferentes ante su Mensaje, ante su Iglesia, ante sus exigencias, ante la esperanza maravillosa que nos ofrece.

Entre los asuntos esenciales de la vida hay uno que resulta clave: conocer y amar a Cristo. Será entonces posible que repitamos y hagamos propias las palabras de san Pablo: “pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado” (1Co 2,2). “Y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20).
 
 
 
 
 

miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Dónde está lo esencial?

Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net

¿Dónde está lo esencial?
Lo esencial no se ve, ni se escucha, ni se toca. Lo esencial se esconde en cada hombre, en lo más íntimo de nuestro corazón
¿Dónde está lo esencial?
¿Dónde está lo esencial?

A veces vivimos como las plantas o los animales. Aseguramos nuestra comida y procuramos lograr una buena digestión. Evitamos el sol cuando nos quema o lo buscamos cuando hace frío. Nos apartamos de las espinas y acariciamos, con un especial gustillo en la garganta, la piel de un gato. Guardamos cosas y cosas en el armario y tiramos lo que no nos gusta a la basura. Nos levantamos con la pena de dejar la cama y nos acostamos con la inquietud de no haber hecho todo lo que hubiéramos querido. Hacemos planes para el verano, y en el verano pensamos en lo que haremos al reiniciar el trabajo o la carrera.

Entre las prisas y las angustias de todos los días, entre los olores de la cocina y los gritos de los niños, entre los ruidos de la radio y las imágenes de la computadora, nos olvidamos de lo esencial: en cada uno brilla algo divino, algo eterno.

No nacimos para pudrirnos en un despacho, ni para levantar muros con filas interminables de ladrillos. No nacimos para planchar las sábanas ni para vaciar platos de ensalada. Somos, aunque nos duelan las muelas y nos asuste la oscuridad, una chispa del amor de Dios: somos espirituales, somos eternos.

Lo esencial no se ve, ni se escucha, ni se toca. Lo esencial se esconde en cada hombre, en lo más íntimo de nuestro corazón, y nos permite pensar y amar por encima de lo cotidiano, de lo banal, de lo superfluo.

Podemos vivir mucho o poco. Podemos estar en una silla de ruedas o conducir un aeroplano. Podemos vivir con hijos y nietos o estar solos, en un barrio pobre de una ciudad miserable. Pero lo esencial sigue allí, escondido, cierto, indestructible.

A veces lo esencial se asoma cuando un esposo pide perdón, quizá sin palabras, a su esposa o a algún hijo. O cuando un niño reparte su bocadillo a un compañero, o le presta su último juego electrónico. O cuando unos padres deciden no abortar al hijo no esperado, pero que pide, con su silencio y su pequeñez, un lugarcito en casa. O cuando un hijo invierte los mejores años de su vida para cuidar a su madre que sufre por culpa del Alzheimer. O cuando una chica, con todo el futuro por delante, decide consagrarse a Dios para trabajar con los pobres, para enseñar a los niños o para levantar todos los días una oración invisible al Dios que sí ve lo esencial.

Lo esencial sigue en pie, todos los días, fuera de las pantallas de la televisión o de las crónicas de la prensa. No aparece en internet, pero está en los corazones. No se cotiza en la bolsa, pero permite que vivan y mueran los que venden y los que compran. No gana guerras, pero vence en los hospitales en donde son cuidados los heridos, sean amigos o enemigos.

El mundo sigue su camino. La luna crece y decrece con regularidad perfecta. El sol nos calienta todas las mañanas, y las nubes se pasean por el cielo con sus formas caprichosas y sus colores de tristeza o de esperanza. Lo esencial vive, más allá de las estrellas y más escondido que los tuétanos, con su libertad misteriosa, profunda, enamorada.

No se puede comprar el amor, leemos en la Biblia. Lo esencial tampoco está en venta. Cada uno lo tiene en su corazón. Y puede hacerlo crecer para el bien del universo, para tu bien y para el mío.

viernes, 26 de agosto de 2011

Una Bella Reflexion -Madre Teresa de Calcuta

* El día más bello? .....* Hoy
* La cosa más fácil? ......* Equivocarse ...
* El obstáculo más grande? ...* El miedo
* El error más grande?....* Abandonarse
* La raíz de todos los males?..* El egoísmo
* La distracción más bella?..* El trabajo
* La peor derrota? * El desaliento
* Los mejores profesores? * Los niños
* La primera necesidad? * Comunicarse
* Lo que más hace feliz?* Ser útil a los demás
* El misterio más grande? * La muerte
* El peor defecto? * El mal humor
* La persona más peligrosa? * La mentirosa
* El sentimiento más ruin? * El rencor
* El regalo más bello? * El perdón
* Lo más imprescindible? * El hogar
* La ruta más rápida? * El camino correcto
* La sensación más grata?La paz interior
* El resguardo más eficaz?* La sonrisa
* El mejor remedio? * El optimismo
* La mayor satisfacción? * El deber cumplido
* La fuerza más potente del mundo? * La fe
* Las personas más necesarias? * Los padres
* La cosa más bella de todas? * El Amor




BEATA MADRE TERESA DE CALCUTA

26 de agosto de 1910
Nace en Skopje Madre Teresa de Calcuta
Nunca permitas que alguien que se encuentre contigo, no se alegre por haberte encontrado. Madre Teresa
Ya con 12 años sintió el deseo de formarse como monja, y al cumplir 18 años decidió consagrar su vida a Dios .
Su madre aceptó su decisión aclarándole que no forzara esa sensación pero que si ese era su real deseo que escuchara su corazón, pasó un día entero rezando y meditando y entonces le dijo a su hija “Pon tu mano en su mano y recorre todo el camino junto a Él”.
El 23 de septiembre de 1928 Agnes dejó su hogar y tomó rumbo a la abadía de Loreto, en Irlanda. Al cabo de dos meses viajó a la India, a la ciudad de Darjeeling, a 700 kilómetros de Calcuta, para realizar el noviciado.
El 24 de mayo de 1931 Agnes hizo por vez primera los votos de castidad, pobreza y obediencia y, como era costumbre en la época, cambiaría su nombre, por lo que ella eligió el de María Teresa en honor a santa Teresita del Niño Jesús (Therèse Martin), pero como ya había en el convento otra hermana llamada Marie Therése, para evitar confusiones Agnes adoptó la forma hispana del nombre: Teresa.
Su primera asignación fue el Colegio de Santa María, en Calcuta, donde se desempeñó como profesora de geografía, y pronto, gracias a su dedicación y capacidad, le fueron encargadas otras tareas: supervisión de clases, control de higiene, supervisión de la comida para los niños e integrantes del convento y, finalmente, encargada de la escuela primaria.
El 24 de marzo de 1937 la hermana Teresa realizó sus votos perpetuos en Darjeeling y regresó como directora del convento de Calcuta. Desde ese momento fue conocida como la Madre Teresa.
Madre Teresa no festejaba su cumpleaños, pero en Kerala, India, se ha establecido el 26 de agosto como “Día de los Niños Huérfanos” en su honor.
Toda su vida estuvo dedicada a los pobres, su obra “Misioneras de la Caridad” es testimonio vivo de amor a Jesucristro por su entrega total al servicio de los más pobres entre los pobres, de los más necesitados entre los necesitados.
Su vida es un ejemplo para nuestras conciencias y nos enseñó la verdadera dignidad de la mujer convirtiéndose en madre de todos.
En 1971 el Papa Pablo VI le otorgó la 1ª edición del Premio de la Paz Juan XXIII, le siguió el Premio Templeton en reconocimiento al progreso de los valores religiosos y en 1979 recibe el Premio Nobel de la Paz.

ORACIÓN  A  LA
BEATA  MADRE  TERESA  DE  CALCUTA

Beata Teresa de Calcuta, deseando ardientemente amar a Jesús como nunca antes había sido amado, te entregaste completamente a Él, sin negarle nada. En unión con el Corazón Inmaculado de María, aceptaste la llamada de Jesús para saciar su infinita sed de amor y de almas y así ser portadora de su amor por los más pobres entre los pobres.
Con confianza llena de amor y abandono total cumpliste su voluntad, testimoniando la alegría de pertenecerle a Él totalmente. Te uniste tan íntimamente a Jesús, tu Esposo crucificado, que Él, suspendido en la Cruz, se dignó compartir contigo la agonía de su Corazón.
Beata Teresa, tu que prometiste traer continuamente la luz del amor a aquellos que viven en la tierra, intercede para que también nosotros deseemos saciar la ardiente sed de Jesús amándole apasionadamente, compartiendo sus sufrimientos con alegría y sirviéndole de todo corazón en nuestros hermanos y hermanas, especialmente en aquellos que, mas de todos, son “no amados” y “no deseados.” Amén.
Algunas frases de la Madre Teresa de Calcuta: LA MADRE TERTAESA DE CALCU
El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.
Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.
El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.
Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.
No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.
Nuestra tarea consiste en animar a cristianos y no cristianos a realizar obras de amor. Y cada obra de amor, hecha de todo corazón, acerca a las personas a Dios.
No hay mayor pobreza que la soledad.
Muchas veces basta una palabra, una mirada, para llenar el corazón de un niño.
Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. Pero nunca te detengas!
Que Dios te recompense en amor todo el amor que hayas dado y toda la alegría y paz que hayas sembrado a tu alrededor, en todas partes del mundo.
Lo importante no es cuanto hacemos, sino cuanto amor, cuanta honestidad y cuanta fe ponemos en lo que hacemos.
No hay una gran diferencia en la realidad de un país o de otro, porque son siempre personas las que encontramos en todas partes. Pueden verse diferentes o llevar otros trajes, tener una educación o posición distinta. Pero todas son iguales. Son personas a quienes amar. Todas están hambrientas de amor.
Haz las cosas pequeñas con gran amor.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas.
La vida sin amor no vale nada; la justicia sin amor te hace duro, la inteligencia sin amor te hace cruel, la amabilidad sin amor te hace hipócrita, la fe sin amor te hace fanático.
Sed bondadosos, generosos, comprensivos. Que todos los que se acerquen a vosotros sean mejores y más felices. Sed la expresión viva de la bondad de Dios:
Bondad en la cara, bondad en los ojos, bondad en la sonrisa, bondad en vuestro saludo, cordial y afectuoso.


A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.

A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.

domingo, 21 de agosto de 2011

PARA SANAR EL CORAZON

DIOS TE AMA, Y NUNCA NOS DEJA SOLOS-
CIERREN SUS OJOS, ESCUCHEN ESTA CANCIÓN Y DEJEN QUE DIOS SANE SU CORAZON

http://www.youtube.com/watch?v=xJSQioCZgw8

Tú eres Pedro y sobre esta piedra...

Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net


Tú eres Pedro y sobre esta piedra...
Mateo 16, 13-20. Tiempo Ordinario En el Papa tenemos un punto firme y seguro de nuestra fe porque Jesucristo edificó su Iglesia sobre Pedro y sus sucesores.

Mateo 16, 13-20
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Él les dijo: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que Él era el Cristo. Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!» Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!


Reflexión


El Evangelio del día de hoy nos presenta precisamente esta verdad fundamental de nuestra fe, sobre la cual se basan nuestras certezas y seguridades sobrenaturales: ¡Jesucristo fundó realmente su Iglesia y colocó a Pedro y a sus sucesores como piedra angular de la misma!: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos, y lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo; y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”. ¡Esto es lo que da fuerza y solidez a nuestra fe, y por eso nos proclamamos, con santo orgullo, “católicos, apostólicos y romanos”!

Este es un punto fundamental que, tristemente, niegan los hermanos separados, que se autodenominan “cristianos”– y que, dicho claramente– han abandonado la fe católica para pasarse a las diversas denominaciones protestantes.

En el Papa los católicos tenemos un punto firme y seguro de nuestra fe porque Jesucristo quiso edificar su Iglesia sobre Pedro y sus sucesores. En sus enseñanzas y en su Magisterio pontificio hallamos una roca inconmovible de frente a los oleajes de confusión doctrinal que hoy en día se arremolinan por doquier, sobre todo en todas esas sectas que quieren asolar y engañar a los fieles católicos. En el Papa, en los Obispos y en los sacerdotes fieles –es decir, en todos aquellos que reconocen la autoridad del Romano Pontífice, siguen su Magisterio y transmiten sus enseñanzas– encontramos al mismo Cristo, Buen Pastor, que guía a sus ovejas a los pastos del cielo. ¡Escuchemos su voz, sigamos sus huellas, imitemos su ejemplo de amor, de santidad y de entrega incondicional para el bien de todos los hombres, nuestros hermanos.

Que éste sea hoy nuestro compromiso: de vivir, defender y proclamar nuestra fe católica, en obediencia al Papa y a nuestros pastores; y, si Dios lo permitiera, también pedirle la gracia de morir por ella, como lo hicieron un día los cristeros y todos nuestros mártires. Que Dios así nos lo conceda y desde ahora proclamemos nuestra fe con nuestras propias obras.