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¡El Niño Jesús sí va a nacer en mi
familia! |
El pesebre ya está puesto en nuestras casas y todo está
decorado para la Navidad. Salen a relucir las guirnaldas de colores, las luces
que se prenden y apagan, las figuritas del Pesebre, los monitos y
angelitos.
Los niños participaron, todos ubicaron su adorno favorito o
los objetos que con esmero ellos mismos han preparado.
La celebración va
viento en popa.
Sin embargo, a medida que pasan los días, nos vamos
acostumbrando a que toda esa decoración que colocamos con tanta dedicación y
cariño, empieza a ser parte de la decoración tradicional de la casa.
Así,
sin darnos mucha cuenta, llega el día 24 y 25 de diciembre.
Y comienzan
las visitas, los apuros, las carreras. Vamos subiendo y bajando, todos arriba
del auto, los niños cansados, llorosos, algunos de mal humor, y en sus manos
llevan unos regalos que no saben siquiera quién se los dio.
En los
colegios ya pasaron las lindas pastorelas con nuestros hijos disfrazados de los
principales personajes del Nacimiento de Jesús o cantando los villancicos que
nos ambientan para celebrar la Navidad.
De este modo, casi sin
percatarnos, celebramos el nacimiento de Jesús.
¡¡¡Preparemos
este año, como familia, la llegada de Cristo!!!
Todas las noches
previas a Navidad, tratemos de reunir a la familia frente al Pesebre. Que cada
miembro de la familia le diga algo especial al Niño que nace, pidiéndole algo,
ofreciéndole su mejor esfuerzo. Una cuna de unidad familiar, de oraciones, de
alegrías, de preocupaciones, todas representadas en ese pequeño pesebre que
hemos preparado con tanto cariño para recordarnos a nosotros mismos el
Nacimiento del Niño Jesús.
Que
todos empecemos a sentir esa paz que anuncian los ángeles a los hombres de buena
voluntad, que al estar frente a nuestro pesebre, escuchemos esos cantos de
alegría, que podamos empezar a ver la luz de la estrella de Belén.
Todos,
padres e hijos, necesitamos frenar un poquito nuestras carreras de todo el día y
acercarnos a María y a José que esperan con calma y en silencio la llegada de
Dios. Todos, ángeles, pastores, borregos, animalitos y todos los personajes que
forman nuestro nacimiento esperan, están en silencio, todos con una cara llena
de paz, esperanza y alegría.
Ahora sí, ¡ pongamos atención a nuestro
nacimiento y a todos nuestros adornos navideños, está a punto de suceder el gran
acontecimiento por el cual fueron colocados en nuestra casa!
Proyectemos
ese pequeño pesebre a nuestro corazón. Así Jesús se hará carne en nuestro
interior y podrá hacer de nosotros un lugar donde nacer, latir y vivir para
siempre.
¡FELIZ NAVIDAD A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD!
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